Marruecos'17: Imilchil - Merzouga

Día 3: Imilchil - Merzouga


Me despierto en la misma posición con la que me metí en la cama. No sé cuanto he dormido, pero me levanto sin secuelas de la paliza de la pasada tarde-noche, lo que supone buenas noticias. Como no oía ruido, pensaba que la gente estaría aún en sus aposentos, sin embargo, cuando termino de empaquetar las bolsas y bajo a desayunar algo, apenas quedan dos personas haciéndolo. El resto ya ha terminado. Antonio, preocupado por mi estado me insiste en que me prepararán para desayunar lo que quiera. Apenas me entra una poca fruta y algo del pan redondo omnipresente. No es mucho, pero más que ayer y además prefiero no forzar y recaer.
Motos aparcadas en la puerta de la kasbah de Imilchil
Dado que yo estoy medio decente, mi preocupación pasa al estado de la moto. Al menos a la cantidad de mierda que tiene encima. Esta negra es de Francisco. Sí originalmente era negra.
SuperTenere de Francisco, llena de polvo

Desireè llena de polvo
Mientras desayunaban y dado que anoche no pudimos ver nada por llegar a oscuras, han decidido desandar unos 5 kilómetros de la que anoche parecía infame carretera y subir a ver unos lagos de montaña que rodeamos sin darnos cuenta.
No confío en mis aptitudes y lo hago en el 4x4 con las chicas. Aunque, a toro pasado, confieso que me dio bastante envidia el subir en moto.
deshacemos camino hacia Lagos de Imilchil
Se trata de los Lagos de Imilchil, «Tizlit» e «Isli». De los dos lagos, Isli, el más grande, se encuentra a unos 8 kilómetros pista adentro, mientras que el Tislit se encuentra a pie de carretera y es el que veremos.
Lago Tizlit, Imilchil, Marruecos
Nos encontramos en una planicie conocida como Plateau des Lacs, a unos 2.400 metros de altura, y pese a la altura, los picos que rodean el lago, para nada son escarpados; todo lo contrario, se trata de colinas peladas muy suaves, con su colorido ocre y verduzco. ─Según veo en el mapa, superan el techo de los 3.000.─
Lago Tizlit, Imilchil, Marruecos
Como todo en este mundo, tiene su propia leyenda. Ésta cuenta que en una época lejana se secaron las fuentes de toda la región, excepto las de Imilchil. La tribu de los Ait Haddidu, y sus fracciones, los Ait Brahim y los Ait Yazza estaban enfrentadas entre sí y en continuas peleas. Ante la crisis acuciante, decidieron hacer una tregua mientras durase la sequía, alternándose el uso de dichas fuentes; así por la mañana cogerían agua los Ait Yazza y por la tarde los Ait Brahim. Un día una muchacha de los Ait Yazza se retrasó y se encontró con un muchacho de los Ait Brahim. Ambos se enamoraron perdidamente. La oposición de las familias fue tan rotunda que llevó a la infelicidad de los amantes y tanta era su pena y su dolor que sus lágrimas incontroladas dieron origen a ambos lagos, que desde aquel día llevan sus nombres.
transporte cómodo y seguro
De regreso a la kasbah y con la segunda buena noticia de que en adelante no habrá más obras, pertrechamos las motos y bajamos a Imilchil a repostar y de paso ser partícipes de unas escenas que a cualquier responsable de riesgos laborales infartarían.
Kasbah de Imilchil

Recogiendo en la kasbah de Imilchil
Por la cantidad de obras, e incluyo en la definición las casas en construcción, de ladrillo y hormigón. ─El adobe ha pasado a mejor vida, con lo cual pienso que se están equivocando─, Imilchil está creciendo a pasos agigantados, y la gasolinera no podía ser menos.
Refueling estrambótico
En el momento de repostar, se podría estar rodando perfectamente una secuencia de los hermanos Marx. Las chuscas que caen de la plancha que están soldando sobre nuestras cabezas, parecen no importarle al gasolinero que se afana en llenarnos los tanques, lo mismo que al paisano que está echándose un piti admirando las motos a un par de metros de la manguera, o el electricista que está afanando, subido a un palo de la luz al otro lado de la carretera, sujeto con una cuerda con la comba tocando el suelo.
Tighramt Nihoudine, Marruecos

R317 con algunas obras
Pese a las buenas noticias referentes a las obras, éstas siguen apareciendo, aunque se han reducido al acondicionamiento de algunos puentes arrasados por las riadas del invierno pasado, incluso llegaron a salir en algún telediario nacional, pero de día no revisten más molestia.
Tighramt Nihoudine, Marruecos

Tighramt Nihoudine, Marruecos
Nos disponemos a atravesar el denominado Alto Atlas, la región montañosa más elevada del norte de África, surcando serpenteantes carreteras que copian fielmente el dibujo que traza el curso del río Assif Melloul («río blanco»), inmersos en espectaculares cañones creados en la roca por años y años de erosión.
rio Assif Melloul entre el Atlas

mesetas en las cumbres del Atlas
Este último párrafo me ha quedado muy poético, pero esta parte del mundo de poética tiene poco, al menos para sus habitantes. Más allá de la vega del río, el terreno es un auténtico desierto sin apenas una brizna de vegetación. Todo se reduce a la franja de metros que abarca el cañón horadado por el río, y la vida se solapa al recorrido de éste.
Marroquíes labrando la tierra
Apenas se ven vehículos a motor. Las tareas agrícolas se reducen al uso de animales de carga y tiro, aperos rudimentarios, brazos y riñones.
collage vida en el Alto Atlas
Los transportes locales a lomo, sandalia y quien pueda borriquillo.
collage vida en el Alto Atlas
Y como número complementario, muchas mujeres lavando la ropa en el río. Igual que sus ancestros han hecho durante cientos de años.
lavanderas en el río

lavanderas en el río
Cruzamos por las cercanías de diversas poblaciones, pequeñas agrupaciones de casas de adobe donde apenas vivirán unos pocos cientos de personas.
Bou Azmou o cerca
Aunque hay bastantes de ladrillo, el adobe sigue ganando por mayoría. Tan pequeñas que no vienen ni en los mapas.
cruce de caminos, R317xR706

cruce de caminos, R317xR706
En Agoudal, dejamos a un lado el río, que sigue su curso en su sinuosa pendiente abajo mientras que nosotros vamos ascendiendo paulatinamente y sin grandes pendientes hasta la cima del paso de Tizi-Tirherhouzin.
Camino al pico Tizi-Tirherhouzin
Aunque parezca cuesta abajo, estamos en pleno ascenso.
Camino al pico Tizi-Tirherhouzin
─Escribiendo estas líneas me entero que esta carretera ha recibido el asfalto hace apenas un par de años, lo cual explica su buen estado, y que por este motivo, con sus 2.700 metros de altitud, se convierte en la carretera más elevada de Marruecos, aunque sea de forma oficiosa.─
Al mirador del Tizi-Tirherhouzin

Mirador del valle desde el pico Tizi-Tirherhouzin
Descendido el Tizi-Tirherhouzin, algo más complicado que la otra cara por tener una pendiente más pronunciada y un asfalto más sucio de grava, desprendimientos y baches, rodamos por un auténtico desierto hasta el poblado de Ait-Hani
rodando por cañones

rodando por cañones
En este punto la carretera vuelve a encajonarse entre las moles de roca y volvemos a rodar paralelo al curso seco de un río.
kasbahs a la vera del rio

rodando por cañones
Ruedo inmerso en pensamientos sobre cuanto tiempo y que fuerza ha debido arrastrar este río, hoy seco, para moldear esta fisonomía y tallar este paisaje en la dura y pelada roca.
rodando por cañones
En verdad, uno se siente pequeño ante tal inmensidad impuesta por este inhóspito paisaje.
rodando por cañones
Cuando vas encajonado, porque tienes cientos de metros de pared cubriéndote, y cuando se abre la inmensidad, porque tienes delante kilómetros y kilómetros de valles y cañones ante ti.
rodando por cañones
Sin previo aviso, giramos una curva y nos metemos de lleno en las gargantas del Todra. Uno de los cañones rocosos más espectaculares del mundo.
gargantas del Todra
Con una anchura mínima de una treintena de metros, sus acantilados cuentan con una altura cercana a los trescientos metros a cada lado del río, por lo que resulta casi imposible captar en una foto toda la expresión del lugar.
gargantas del Todra
El tramo es de aproximadamente unos 500 metros de largo. Los datos del lugar son demoledores, pero hay que estar aquí, como decía, para sentir la pequeñez de uno mismo antes la grandeza del entorno.
gargantas del Todra
En este punto, se puede decir que comienza otro capitulo en la fisonomía marroquí.
A partir de ahora, el poder adquisitivo repunta en el ambiente. Las casas son de nueva construcción. Florecen los carteles de empresas de turismo activo, aparecen los coches, grandes y nuevos todo terrenos llevando excursiones a visitar las gargantas, incluso autobuses. Se nota el cambio en el nivel de vida, al menos de puertas para afuera.
Palmeral de Tinerhir
La tierra se vuelve más fértil y por tanto aumenta la vegetación hasta llegar al cúlmen en Tinerhir con su esplendoroso palmeral.
Palmeral de Tinerhir
Comemos en Amalal, ─que es como el grupo musical, pero dicho en chino.─ en un bar a pie de carretera.
Me decido a probar un plato de pasta, si, un plato típico marroquí sniff y algo de fruta.
Como nunca me pongo malo, no sé si lo que estoy haciendo es bueno o no para la indisposición, pero no se me ocurre que dieta blanda puedo hacer, y paso de pedir arroz blanco. Aún así, no sigáis mi ejemplo.
postre de fruta
Tiramos hasta Erfoud y luego Rissani, que verdaderamente hace de puerta del desierto, ya que tras salir de ella, prácticamente comienzan las planicies desérticas que dan paso a las dunas de Merzouga, o el desierto del Erg Chebbi, como lo quieras llamar.
Lo curioso de este lugar, porque a cada paso se nos muestra una nueva curiosidad, y no son las dunas, es la riqueza en fósiles. A partir de ahora en cualquier sitio te intentarán vender un fósil, una amatista o cualquier elemento relacionado.
rodando hacia las dunas de Erg-Chebbi
La explicación geológica breve de que se encuentren allí es que la placa tectónica que hoy sustenta esta parte del continente africano estaba hundida, al chocar con la euroasiática, se elevó dejando al descubierto lo que fue su fondo marino. En otras zonas del desierto se han encontrado restos de peces, e incluso ballenas.
Y ya puestos con temas educativos, copio un poco de la crónica de Manel que explica muy bien esta otra cosa:

Paréntesis para una clase de geografía para Dummies: cuando nos referimos al “desierto del Sáhara”, lo solemos asociar con un inacabable paisaje de dunas, pero esto no es así: además de los mares de dunas (erg), también hay grandes valles de roca (hamada), planicies de grava (reg), y lagos salados (Chott). El Erg Chebbi es la única zona de dunas en Marruecos, y mide 22 kilómetros de largo por 5 de ancho.

Esta tarde tenemos contratado un paseo en buggie por las dunas para hacer un poco el... lo que nos dejen.
jugando con los buggies en las dunas
Dejamos las motos en el aparcamiento de la kasbah y casi sin quitarnos el casco, nos subimos a ellos porque se nos va el día.
jugando con los buggies en las dunas
A priori, el plan parece divertido, pero unos buggies más perros que una manta a cuadros o hechos bicarbonato, apenas nos permiten meternos en apuros, y se convierte en una vuelta en los caballitos, más allá de las primeras impresiones de la toma de contacto por la novedad.
jugando con los buggies en las dunas
Igual para la señorita pepis está bien, pero yo hecho en falta más caballaje y/o más emociones. Con todo y con eso, el tiempo contratado se nos queda corto, y en esto sí que hablo por todos.
jugando con los buggies en las dunas
Fíjate si íbamos apurados, que acabamos disfrutando de la puesta de sol en las dunas. Todo un lujo para los sentidos.
Puesta de sol en las dunas
El lugar donde nos alojamos, es un fijo entre los amantes de los raids y deportes del motor que vienen a entrenar, hacer unas dunas o simplemente un contacto con el desierto. Por ella ha pasado gente de todo tipo de condición y nivel de fama.
Cenamos de buffet, poco para lo que me hubiera gustado, pero normal para la ocasión y con unas copichuelas, o mejor dicho: una o ninguna, en la sobremesa damos por zanjada la jornada de hoy.
refrescos in the night
Perdón por la publicidad.
Puede continuar el viaje:

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