Marruecos'17: Zagora - Marrakech - Málaga

Resto del viaje: Zagora - Marrakech - Málaga


Lo que más me llama la atención del rihad es su decoración. Está hecha a base de metal reciclado. Lo que no sabía es que, además de los objetos del jardín y el mobiliario de las estancias, los somieres entraran en el paquete. Hoy, la jornada se presenta como una etapa de enlace, con alrededor de 400 kilómetros hasta Marrakech, donde haremos noche.

La BMW de Javi sigue con sus achaques tras la noche offroad de Imilchil. Esta pasada noche se la llevaron para intentar repararle el retén estropeado de la horquilla. Esta mañana el retén estaba medio solucionado, pero la lámpara de cruce decide acabar sus horas en Marruecos. Mientras Antonio y él vuelven al taller cambiarla, nosotros gastamos el tiempo de espera en el mítico cartel de «Tombuctou, 52 jours», -que es el tiempo que tardaba una caravana de camellos en llegar hasta «la perla del desierto» como se conoce a la ciudad santa de Mali-,
Vamonos a Tombouctou
Viendo que la operación se alargaba, decidimos avanzar despacio y que nos alcancen después.
rodando por el valle del Draa
El valle del río Draa es uno de los paisajes mas asombrosos de Marruecos. Una serpiente verde de ciento y pico kilómetros de longitud. La riqueza que provee esta reserva datilera se deja palpar en una carretera prácticamente nueva, incluso con carril bici, que discurre paralela al mar de palmeras.
rodando por el valle del Draa
Un verde moteado por las construcciones de adobe y el pardo de las paredes que cierran el valle en el horizonte, hacen de este lugar una delicia. Esta ruta de "las mil kasbahs" como se la llama también conduce a las puertas del gran sur. (Ouarzazate)
kasbah en valle del Draa

esperando a los rezagados
Es a la altura de Agdz donde las palmeras desaparecen y la carretera se retuerce mirando al cielo para permitirnos atravesar el Anti-Atlas. Tan yermo y estéril, y a la vez tan espectacular, muestra sin pudor todos sus secretos geológicos. Todo un reclamo para los amantes de la geología por la cantidad de pliegues, fallas y roturas.
Vistas sobre Agdz

AntiAtlas
¿Será el de ayer? ¿que se vuelve con la mercancía?
sobrecarga

desierto

cañon desertico

amotonados
Tras el sube y baja paramos a llenar en las cercanías de Ouarzazate junto a las instalaciones de los estudios cinematográficos "CLA", o el Hollywood marroquí.
Afriquia de Ouarzazate
Como ejemplos rápidos, aquí se han rodado filmes como: Lawrence de Arabia (David Lean, 1962), Astérix y Obélix: Misión Cleopatra (Alain Chabat, 2002); también pasaron por aquí los de Star Wars (en su versión más clásica, la de 1977), Gladiator (2000), El Reino de los Cielos (2005) y así hasta que te canses.
posado en CLA Studios Marruecos

posado en CLA Studios Marruecos
Tras repostar las máquinas, lo hacemos nosotros también en una terraza en la que se puede disfrutar de estas vistas sobre las Kasbah de Aït Ben Had-dou, a pocos kilómetros de aquí. ¿también te suena, verdad? fue Yunkai, la ciudad amarilla de GoT, por ejemplo.
Kasbah de Aït Ben Had-dou
Aún a mitad de camino, nos queda otro plato fuerte en forma de paso de montaña. El pico del Tizi-n-Tichka, con sus 2.260 metros sobre el nivel del mar ha sido hasta hace poco el puerto de montaña, con carretera, mas alto del norte de África. Honor que le fue arrebatado al asfaltar la carretera del paso del Tizi-Tirherhouzin, que con sus 2.700 metros ostenta el oficioso record.

Este paso de Tizi-n-Tichka es el único paso entre la zona de Marrakech y el desierto, por lo que a la fuerza, es una vía muy transitada. El ascenso lo hacemos con un tráfico intenso de todo tipo. Tragando humo de los atestados camiones, autobuses y demás cascarones viejos. Esquivando además, infinidad de baches que pueblan el antiguo piso. Apenas nos detenemos en la cima para la foto rápida de rigor, a riesgo de que todo lo que hemos adelantado subiendo nos coja en la bajada.
Grupo en Col du Tichka. 2260m
La cara sur comienza con un asfaltado nuevo, carriles de tráfico lento, y biondas relucientes pero al cabo de unos kilómetros, las máquinas están trabajando a contrarreloj y nos toca esperar el paso de camiones y algún tramo más en obras antes de encarar el extrarradio de la metrópoli marroquí.
Obras en cara norte del Col du Tichka.
Hacemos reagrupamiento e iniciamos todos juntos, a modo de autodefensa, el internamiento en esta gran ciudad. 7 motos de más de 1000 cc en formación intimida un poco y hace pensárselo a los valientes lugareños antes de meter el coche.
parking del hotel
Al hotel llegamos enseguida y de forma sencilla y en cuanto pasemos por el tocador, nos acercaremos a cenar por las cercanías de la famosa plaza de Yamaa el Fna.

Aunque está anocheciendo, nos vamos dando un paseo hacia la plaza. No está lejos. Hasta llegar a la puerta del Grand hôtel La Mamounia, que tiene pinta de carete -ahora lo llaman exclusivo-, podría haber pasado por un paseo por cualquier ciudad, atestada de coches. En este punto, entramos en la parte vieja y enseguida nos adentramos en el paseo que da al alminar de la mezquita de Kutubía.
alminar de la mezquita de Kutubía
Seguramente dirás, «este es un cachondo, eso es la Giralda». Pues resulta que: con sus 69 metros de altura es el edificio más alto de Marrakech (está prohibida la construcción de edificios más altos). Construido en el siglo XII, el minarete es el símbolo y punto de referencia de la ciudad y, sin duda, el monumento más representativo de la misma. Este sirvió como modelo para la construcción de la Giralda de Sevilla (España) primero, y de la inacabada Torre Hasan de Rabat después. Wikipedia dixit.
plaza Jamaa el Fna, Marrakech
Cruzando la calle comienza lo que es la plaza de Jamaa el Fna, que junto con la imagen del minarete, quizá sea la foto mas internacional de Marrakech. Siguiendo con la wiki: Todo en Marrakech gira en torno a Yamaa el Fna. Miles de personas se dan cita en este espacio público llenándolo de color, cultura y negocio. Contadores de cuentos, maestros exponiendo sus enseñanzas, encantadores de serpientes, danzantes, dentistas, vendedores de zumos de fruta, acróbatas, escritores de cartas, aguadores... un infinito número de actividades y personas que se juntan y van abarrotando la plaza y sus callejeas adyacentes según va llegando la noche.
plaza Jamaa el Fna, Marrakech
Los puestos de comida especializados, cada cual en su hacer, inundan con la noche una parte de la plaza, que queda iluminada por cientos de lucecitas e inundada de humo con multitud de olores.
Sin embargo, mi opinión es que está todo tan ordenado y predecible, que parece como si paseases por las ferias y fiestas de cualquier ciudad.
plaza Jamaa el Fna, Marrakech
Hemos atravesado paseando la plaza entre el gentío y los puestos, dirigiéndonos a la parte opuesta, donde en el café Glacier, subimos a la azotea a tomar un refresco, y a continuación cenaremos, como dijo Manel unas pizzas pizzas «a la marocain»
en la plaza Jamaa el Fna
La vuelta fue algo más dispersa. Unos pocos lo hicieron en taxi, y otros pocos alargando el paseo. De hecho, tomar un taxi en Marrakech no es como estás acostumbrado. Debes negociar primero el precio con el taxista, sino te puede pasar como les pasó a unos de mis compañeros, que al llegar al hotel, el taxista les pidió lo que le salió de... la junta de transmisión. Por supuesto, un precio desorbitado.

La noche para mí no acaba aquí. De hecho no ha hecho más que comenzar. Prácticamente desde las 2 de la noche, hasta las 9 o así de la mañana que llegaremos a la clínica, ando con paseos regulares al baño a descargar la cisterna. Me he agarrado una diarrea que se caga la perrilla, bueno, y yo también. Los dos.
Mañana está programada una visita al zoco de Marrakech y me puedo quedar en la cama recuperando, pero me he bebido casi todo el suero, me he comido todos los fortasec que llevo, y esto no tiene visos de mejorar. Además vengo desde el segundo día con mal cuerpo y la situación me está llevando al límite. Además, me da por pensar si he cogido cualquier enfermedad rara. Me he lavado las manos más veces que en toda mi vida, y hemos comido en sitios sensatos. No se cual ha podido ser el motivo.
Aún a riesgo de causar molestia, le digo a Antonio que llame al seguro y me lleven a urgencias, si es que aquí hay de eso, a ver si me pinchan algo, me ponen un tapón de corcho o alguna otra forma de cortar esto.
fachada de la Clinique
Tras las gestiones, nos indican que vayamos a la Clinique Grand Atlas. Situada en una zona residencial de nueva factura, y según tengo entendido, es de lo mejorcito que me podría haber tocado.
Jose chapurrea algo de francés, y yo solo sé decir croisant, café olé y oui brigadier, con lo que la descripción de la sintomatología debió ser antológica. Tras un chequeo, nos hacen entender que me ingresan para dos o tres días. Estupefactos decimos que eso no puede ser, que lo del tapón y marchando, mañana tenemos el ferry, y es una puta cagalera. Además, tras entrar por la puerta de la clínica, se han debido agotar las reservas de polen y no vuelvo a hacer nada.
averiao
Tras inyectarme por vía dos bolsas de suero y varios vasos de medicina, a eso del medio día vuelvo a ser persona y tras los resultados correctos de las analíticas que me han hecho, les solicitamos el alta. Son muy amables y nos atienden estupendamente, pero ya que no me duele nada y viendo que no tengo ébola no quiero estar ahí.

La moto la tengo subida al carro del 4x4 de apoyo, y mis compañeros, tras una visita a traerme algo de lectura, siguen el plan y continúan hacia las cascadas de Ouzoud donde disfrutarán de la última noche.
Nosotros abandonamos la clínica a eso de las 8 de la noche y tras confirmar que vamos a Ouzoud, nos esperan a cenar.
Desiree en el carro esperandome
En la cena, me comentan el atractivo plan para el día siguiente: Levantarnos al alba y hacer los 600 kilómetros que nos separan de Tánger para coger el ferry a las 14:00.
─Vale, no se que me habrán metido en el cuerpo, pero con el plato de arroz blanco y el zumo de limón que acabo de cenar, tengo fuerzas para hacerlo. Bastante dolor tengo en mi corazón por haberme perdido la jornada de hoy.─

Si nada me lo impide, termino el viaje recorriendo en moto.
Vuelta a la carretera
Antes, por favor, ¿me hacéis el favor de ayudarme a bajar la moto?
Pasando la aduana

Vuelta en ferry

Vuelta en ferry

Epílogo

Ya en Tarifa, el grupo se despide de algunos integrantes. Pese a todo, la mayoría continuamos hasta Málaga, donde haremos noche.
Como un niño pequeño, comento insistentemente, que si vengo a Málaga y no pruebo los espetos es como si no hubiera venido, ¡aunque me vuelva a cagar!.
espeto malagueño

tentempié
Antonio y su mujer, Susana, como buenos anfitriones, nos llevan al mejor sitio donde probarlos y tras la cena, nos despedimos.
la última del grupo Marruecos'17
Javi, Manel que nos acompañará, y yo, volveremos tranquilamente ruteando hasta Almuradiel, donde cada uno seguirá su camino.
Málaga
Y aquí acaba todo. Tras 3.700 kilómetros muy intensos y un montón de recuerdos en las alforjas.

Tras escribir y borrar una docena de veces este párrafo. Simplemente diré para finalizar que: -achaques estomacales aparte- he vuelto más rico que cuando salí.

GRACIAS A TODOS.
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Comentarios

  1. Amigo.........vaya crónica,no te has dejado nada atrás,fue un placer viajar con vosotros.Un fuerte abrazo.

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