La Basílica de Sta. María de la Piscina
Hoy te llevo a La Rioja, si afino un poquito más, a media distancia entre las poblaciones de Haro y de Elciego. ─No puedo evitarlo: que es lo que cogen las visitas a la famosa bodega turística esta, que tiene el techo de papel albal─.
Chistes malos aparte, sin duda una rica comarca en la que la cultura del vino ha hecho florecer una gran economía, notable en cada metro, en cada población por la que se rueda por aquí.
Chistes malos aparte, sin duda una rica comarca en la que la cultura del vino ha hecho florecer una gran economía, notable en cada metro, en cada población por la que se rueda por aquí.
Sin embargo, como viene siendo habitual últimamente en este humilde blog, te voy a mostrar un pequeño rinconcito, creo que no muy conocido para el turismo de masas, y aunque parezca mentira, no tiene mucho que ver con el vino, y sí más con la geopolítica de unos 900 años atrás en el tiempo.
¿te quedas?
Sí, sí, 900 años atrás; te estoy hablando de una joya del románico riojano que hunde sus raices en la Primera Cruzada. Se trata de una pequeña basílica situada sobre una loma desde la que domina el fértil valle del Ebro, y a la vez resguardada del norte por la Sierra de Cantabria.
Se trata de, como ya sabrás por el título de la Basílica de Sta. María de la Piscina.
La historia que terminará con la construcción de esta iglesia con un nombre tan curioso comienza en el año 1076, ─no te hago espoiler si te digo que ríete tú de Juego de Tronos─ cuando sus propios hermanos, comidos por la codicia, se cargaron en Peñalén al entonces rey de Navarra Sancho Garcés IV. El tiro les salió por la culata porque tanto Alfonso VI de Castilla, como Sancho V Ramírez de Aragón, que eran muy cucos, aprovecharon para repartirse las tierras del malogrado navarrico. El de castilla se quedó con parte de La Rioja y el aragonés se anexionó la corona navarra.
Por otro lado, un hermanastro del malogrado navarrico (Sancho Garcés IV) que también se llamaba Sancho y tenía tierras ─era Señor de Uncastillo y Sangüesa─, feneció en Rueda en una emboscada del rey moro de Zaragoza. Mientras que su hijo, el infante Ramiro, logró escapar y llegar a Valencia. Entonces gobernada por un tal Cid Campeador, que le dió asilo.
Ramiro, el muy tuno, le echó el ojo a Cristina Elvira, la hija mayor del Cid, ─o al revés, nunca lo sabremos─, la cosa es que acabaron los dos en el altar. Enseguida éste se unió, con una pequeña hueste de fieles navarros, a la Primera Cruzada lanzada por el papa Urbano II sobre Jerusalén. Con tal de no vivir con los suegros.
El capítulo 3 continúa en 1099, en pleno sitio a Jerusalén bajo las órdenes de Godofredo de Bouillon. Ramiro y sus huestes consiguen penetrar en la ciudad por el tramo anexo a la Piscina Probática de Bethesda, que es donde se lavaban las ovejas antes de ser sacrificadas en el Templo de Salomón. Algún Evangelio dice que Jesús sanó a un paralítico en este mismo lugar. Es en este asalto cuando Ramiro encuentra un trozo de la Vera Cruz y la talla de una virgen. Con las que regresa victorioso a la península ibérica.
Hasta aquí, todo genial, pero recuerda que los terrenos de su tito malogrado los tienen repartido las coronas de Castilla y Aragón.
Hasta aquí, todo genial, pero recuerda que los terrenos de su tito malogrado los tienen repartido las coronas de Castilla y Aragón.
Ramiro era el heredero legítimo de la corona de Navarra, y aunque no llegó a tenerla puesta, sí que cuando murió en 1116, dejó en herencia algunas cositas a sus hijos.
A García, el mayor le cayeron los derechos dinásticos, y a Sancho unos terrenitos en la Sonsierra de Navarra, con la condición de edificar una basílica dedicada a Sta. María de la Probática Piscina, reproduciendo las medidas de la Piscina de Bethesda, para alojar allí las reliquias que se trajo del viaje a Tierra Santa. Y también que la fiesta debía ser el 15 de agosto.
Cuando García recuperó el trono de Navarra veinte años después, pasando a llamarse García Ramírez IV el Restaurador, su hermano Sancho ya sí que pudo comenzar con la obra. El 1 de agosto de 1137 el obispo de Calahorra la consagraba. Justo a tiempo para las fiestas.
También es cierto, que de esas medidas originales apenas queda algo hoy visible para el ojo inexperto como el mío, dado que durante su historia ha recibido diferentes reformas a través de los siglos. La última restauración aconteción en 1975.
También es cierto, que de esas medidas originales apenas queda algo hoy visible para el ojo inexperto como el mío, dado que durante su historia ha recibido diferentes reformas a través de los siglos. La última restauración aconteción en 1975.
Y tras esta friki-histórica introducción, con la que hecho por tierra la premisa de hacer perlas cortitas de leer, ─la primera en la frente─ voy a contar algo tenga relación con el mundo del motor:
Esta visita la realicé en uno de mis pequeños grandes viajes, que vengo realizando, pero no contando.
Esta visita la realicé en uno de mis pequeños grandes viajes, que vengo realizando, pero no contando.
Concretamente en la primera etapa, por lo que el itinerario partía de Ciudad Real. No voy a contar el viaje completo. Simplemente haré un pequeño bosquejo para no extender los poco más de 600 kilómetros que me salieron. Venga que arrancamos.
Siempre que puedo, evito atravesar las cercanías de Madrid, por lo que en esta ocasión la rodeo por el Este. Me aparto en Aranjuez y esquivo la masificación de la urbe por la ruta de las Vegas (creo que se llama así) en dirección a Guadalajara.
Siempre que puedo, evito atravesar las cercanías de Madrid, por lo que en esta ocasión la rodeo por el Este. Me aparto en Aranjuez y esquivo la masificación de la urbe por la ruta de las Vegas (creo que se llama así) en dirección a Guadalajara.
Llego, inocente de mí, en plena época de floración, pensando que no habría mucha gente, a los campos de lavanda de Brihuega. Población que ha sabido reinventarse y de este cultivo están haciendo un motor de su economía local. No imaginaba ni por asomo el volumen de gente que me encontré a media mañana haciéndose la foto pal insta. Yo también paré, un poco más adelante a sacar la mía.
Tras un repostaje rápido en Sigüenza, continúo por una carretera de las que no salen en los mapas y que no había hecho antes. Como siempre, a la salida de una curva, descubro con sorpresa las denominadas Cuevas de Harzal. Situadas en el angosto desfiladero que dió forma el río de Alboreca.
Con el regustito que te deja el descubrir algo, continúo hacia tierras sorianas, esta vez en busca de algo de lo que sí había leído. El pueblo de Nomparedes, que en su afán por hacer algo original para atraer la vista hacia la España vacía ─aún sigo sin entender el por qué de vaciaDA. ¿?─ han hecho un museo decorando sus calles con aperos de labranza reciclados muy muy atractivo. Tengo más fotos en mi perfil de Instagram, pero lo mejor es que vayáis vosotros mismos.
Me hubiese gustado comer en el bar del pueblo para hacer gasto, pero creo que son tan pocos que ni de eso tienen. Sí que lo hice, sin pena ni gloria en un hotel de carretera en Soria capital, de cuyo nombre no quiero acordarme.
Voy camino a Logroño, que además de una bonita rima, está unida con Soria por la carretera nacional N-111.
Voy camino a Logroño, que además de una bonita rima, está unida con Soria por la carretera nacional N-111.
Una nacional muy muy bonita, sobre todo a partir del mítico puerto de Piqueras con sus 1.710 metros. Sin duda otro gran descubrimiento para mi persona.
No llego a Logroño, puesto que me desvío hacia Entrena, ─que es lo que debería hacer más; de verdad, no lo puedo evitar─ donde una pequeña tormenta me refresca el ambiente. ¡Qué tiempos aquellos cuando llovía de vez en cuando! y de ahí a Elciego, la Basílica de Sta. María de la Piscina y Haro...
Me alojo en el bello pueblo vitivinícola de Cuzcurrita de Río Tirón. Concretamente en un hotel con nombre de teatro. No lo voy a nombrar en represalia por no haber sido seleccionado como finalista en la edición de este año del «cuna de viajeros» de la cadena hotelera que lo incluye, patrocina, representa, o como se diga. Al menos espero que no haya sido por mis chistes malos. Está regentado por una familia top y el lugar merece mucho la pena.
Os dejo unas fotillos del paseo para estirar las piernas del pueblo y como siempre digo, pero nunca cumplo. Emplazaros a la próxima crónica que me gustaría que fuese mas pronto que tarde.
La bibliografía en la que me he basado para la friki-historia:
Un saludo, y gracias por leerme.
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