El Yelmo y Nacimiento del Río Segura

Voy a abrir el año con una de este otoño que tenía en la recámara sin relatar.
Aprovechando un día libre a mitad del pasado mes de Septiembre, fiel a mi nueva costumbre de realizar una escapada anual para perderme por las carreteras existentes por la sierra de Cazorla-Segura, y desafiando a la chica del tiempo que daba lluvia para esa jornada, me propongo ir a ver dos lugares de los pendientes imprescindibles que ofrece esta comarca.

Por delante tengo unos 500 kilómetros de nada, que sumados a las oportunas paradas, me llevará prácticamente todo el día. Pese a todo ello, no salgo temprano, no tengo nada peor que hacer y me lo tomo con tranquilidad.
Me dirijo hacia el sureste por Almuradiel, hasta Villamanrique, zona ya nombrada a menudo por aquí.

Últimamente no hago mas que ver futuros o futuribles proyectos como este Camino de Aníbal.

Tampoco dejo pasar la ocasión ante los nombres curiosos cuanto menos. No me hubiera gustado estar presente en el momento en el que decidieron llamar a este río Dañador que hace las veces, durante unos cuantos metros de su recorrido, de elemento separador de provincias y comunidades.

Hasta el momento el recorrido está resultando bastante ameno. Giro a la izquierda en Venta de los Santos, y me dirijo hasta una población con uno de los balcones al valle que separa la sierra de Cazorla, -por decirlo de alguna forma-, de la meseta castellana, -por decirlo de otra aunque no sé si es así exactamente-, más bonitos.

Quien haya hecho la N-322 de Albacete a Bailén, sabrá de lo que hablo porque discurre en su mayoría por medio del valle, y a quién no, quizá con estas fotos te aclare.

Hablo de Chiclana de Segura.
Comencé con el día sin una mísera nube, pero en esta zona, están agarradas con fuerza. Veremos si al final va a llevar razón la señorita…

Enseguida tendré delante de mí uno de mis objetivos de hoy, y tiene muy mala pinta

Debo pasar de largo por Beas de Segura, Cuevas de Ambrosio, y todo lo que se me ponga por medio o alrededores. Unos metros antes de llegar a Cortijos Nuevos, a mi izquierda tengo, en la lejanía, Segura de la Sierra dominada por su castillo,

y a mi derecha Hornos asomado en un promontorio a media ladera y también con su torre defensiva, que con todas las veces que he pasado, aún no los he caminado.

Me detengo a una meadilla frustrada parada rápida en sus miradores

Y no tan miradores, pero esta vista del Embalse del Tranco de Beas no tiene desperdicio.

Recuerdo de la ruta de vuelta del viaje a Cabo de Gata-Almería que este tramo tenía infinidad de miradores,

con diferentes vistas sobre el entorno...

Otra visual sobre Hornos desde otro de estos miradores, menos transitado, aunque igualmente lleno de basura.

...Así como lo sublime del recorrido que tengo delante para llegar a la fuente del nacimiento del río Segura. Hay que llegar a la localidad de Pontones, por lo que continúo, tras revisar las notas, ya con el mapa fresco en la cabeza de por donde debo moverme.

Si no has rodado por esta zona de España, no sabes lo que te estás perdiendo. No le desmerece ningún adjetivo que se le pueda aplicar a las grandes rutas de más al norte.

En la dirección que llevo, hay que dejar atrás Pontones e introducirse por el carreterín que inicia su recorrido a la salida de la población. Cuando preparé la ruta, este estaba para poca broma, sin embargo, me lo encuentro recién arreglado y una perfecta capa de asfalto te conduce al lugar en cuestión.

En un cartel se puede leer:

En el interior de la peculiar crestería calcárea de la Sierra de Segura surge un manantial cristalino conocido como Nacimiento del río Segura. Éste queda próximo al núcleo de población de Fuente Segura y al Monte Mariasnal. [...] A lo largo de su recorrido en sentido noreste se dirige hacia el mar Mediterráneo y recoge las aguas de los ríos Madera, Zumeta y Tus.

El manantial conocido como Fuente Segura, se encuentra a una altura de 1.410 metros sobre el nivel del mar.

Del entorno, destaca claramente la espectacular piscina, alrededor de la cual se ha creado una interesante área recreativa, con un característico bosque de galería dominado por sauces, fresnos, etc. y habitado por una gran diversidad de fauna típica del medio acuático, como: mirlos acuáticos, lavanderas o martín pescadores.

Porque estoy acipotao de frío, pero dan ganas de darse un chapuzón en esta poza de aguas cristalinas. Uff que envidia.

En estas serranías cubiertas de hermosos parajes de roquedo calizo, comparten espacio los pinares salgareños y los pastizales de montaña.

Esta ruta tampoco estaría mal, ¿eh?

La siguiente visita será el, según para qué ambiente, conocido o desconocido pico de el Yelmo.
Se trata del pico mas alto de la sierra de Cazorla si no tengo mal entendido, y es lugar famosísimo en el mundo del parapente.

Para llegar hay que desandar camino hasta el cruce con la A-317a y continuar por ella hasta el carreterín de acceso.

También se puede acceder por la parte de la población de Cortijos Nuevos, pero había que dar mucha vuelta por la misma carretera que había traído, y me atrae muchísimo más rodar por sitios desconocidos. Siempre te puedes encontrar vistas como estas.

La subida también la han asfaltado, es mas bien una capa fina de grava compactada, para nada es asfalto, pero permite subir a todo tipo de vehículos.

Como anécdota, -bueno anécdota ahora, que en su momento no me hizo chispa gracia, además que me jodió echar un vistazo a la cara sur- me aconteció que al final de la subida hay tres o cuatro curvas de herradura, con una fuerte pendiente, de primera y depende del piloto, de picar embrague, además con algo de grava. Pues me encuentro un rebaño de cabras sentadas plácidamente donde les apetecía, algunas en mitad de la carreterín, otras en  los alrededores, sin miedo de que las atropellen. A esto que cuando voy a pasar entre ellas, justo antes de la primera herradura, sale corriendo, desde algún lugar indeterminado, hacia mí un mastín, mas grande que yo montado en la moto, con cara de no venir a saludarme precisamente... a esta moto le faltan 100 caballos, pero eso sí, es mas ágil que un vespino, subí la cuesta que por poco si me salto El Yelmo por el otro lado...

Luego el cabrón del perro estuvo merodeando por la otra ladera todo el rato, por lo que no me entretuve mucho por ese lugar, y si te fijas, todas las fotos son de la cara norte :S

En la cima del Yelmo no hay más que unas antenas y un refugio, -y muchisisísimo viento- pero lo importante aquí es la sensación de tocar las nubes.

Una vez contemplados los dos destinos de la ruta de hoy, el regreso lo haré por lo más retorcido que encuentre, así que por carreteritas locales, de las de un carril para todo el mundo, de si vas a más de 30km/h te pierdes la esencia, de atravesar bosque, básicamente mi paraíso mas cercano a casa. Según que mapa, gmaps dice que es la JF-7016/JF-7012, otros no le ponen nombre, hasta Siles, donde vuelvo a la civilización.

Ahora rodar por la generosa vía que lleva hasta Riópar me resulta igual que ir en un reactor a toda velocidad. Cuesta cambiar el chip después de no levantar 3ª durante un par de horas.

En Riópar, me tiento de entrar a comprobar el caudal del Mundo, pero por salir tarde los descarto y enfilo la CM-412 hasta la puerta de casa.

Siempre me resulta placentero recorrer mi pequeña Route 66, ¿recuerdas?.

Un pequeño descanso del viajero en un lugar clave, el lavadero de Fuenllana con sus coquetas vistas con el contorno de su castillo en el horizonte.
Excelso lugar para despedir esta crónica.

Aunque lo haré con esta pedazo de panorámica, que tampoco desmerece.

Al final 480Km de completo disfrute y un zurrón lleno de recuerdos e ideas de nuevos destinos.

Espero que te haya gustado, y hasta la próxima.